Puede que medio mundo esté como loco por el lanzamiento de Metal Gear Solid V, pero éste no ha sido el único lanzamiento importante de los últimos días. Mad Max ha sido el valiente que ha querido saltar al ring al mismo tiempo que Big Boss para mostrarnos si volvíamos a estar ante una sorpresa similar a la de Sombras de Mordor o no.
Y esto de mencionar a Sombras de Mordor no es por capricho, ya que tenemos a Warner Bros. Interactive Entertainment repitiendo como distribuidora, aunque en esta ocasión tenemos a los mandos a Avalanche Studios, creadores de la saga Just Cause.
Como no puede ser de otra manera, en el juego nos metemos en la piel de Max, el protagonista de las cuatro películas dirigidas por George Miller. Una vez más, el bueno de Max sigue vagando por un mundo arrasado por la guerra nuclear intentando seguir entero de una pieza. No obstante, en esta ocasión las cosas se le torcerán un poco cuando el malo de turno bautizado como Scrotus (no, no nos hemos equivocado al escribir el nombre) va y le roba su coche para convertirlo en chatarra, por lo que Max tendrá que poner cartas en el asunto e ir a partirle los piños.
No suena precisamente a historia trabajada, y durante el transcurso del juego tampoco nos encontramos algo superior, ya que prácticamente todos los personajes que vayamos encontrando tienen solamente funciones de servirnos como vendedores, aplicadores de mejoras para el personaje y demás, sirviendo para ir poco a poco armándonos hasta poder llegar al final de la trama, pero esto no es algo que se deba buscar en un juego basado en unas pelis que tampoco destacan por una trama enreversada y compleja, ya que se centra principalmente en repartir hostias y conducir.
Mad Max no se trata de un juego revolucionario o que intente traernos algo novedoso, algo que se nota desde el mismo momento en el que ves que tenemos el cada vez más usado esquema de combate de la saga Batman Arkham: un botón para atacar y otro para contraataque. A parte, el tener unos globos en cada una de las zonas del mapa para subirnos a ellos y desbloquear los viajes rápidos y demás detalles del terreno es otra mecánica bastante usada durante la pasada generación, y eso sin olvidarnos de las bases enemigas que conseguimos para nuestro bando una vez la limpiemos de enemigos o los puntos al subir de nivel para mejorar habilidades.
Puede parecer que hasta ahora solamente haya puesto a Mad Max como un batido de mecánicas sacadas de X juegos, pero no todo es así. El sistema de combate también incluye la posibilidad de usar nuestra escopeta, aunque sea para casos puntuales, ya que encontrar munición de ella no es precisamente fácil, y encima suele ser en forma de 1 o 2 balas, por lo que toca guardarla como un tesoro. Otra parte interesante del zurramiento es la brutalidad que muestra Max en las peleas, ya sea a base de usar las armas enemigas o de no cortarse un pelo en sus puñetazos y patadas, que pueden ser reforzados si conseguimos una racha de golpes sin que nos lean la cartilla a nosotros. Y por si eso fuera poco, es bastante común que en el mapa nos encontremos desalmados motorizados que quieran acabar con nosotros, de forma que aun dirigiéndonos a empezar una misión tengamos acción por un tubo.
Al igual que en las películas, en el videojuego los vehículos tienen gran peso, empezando por nuestro propio bólido, el Magnum Opus. Puede que al principio parezca un milagro que pueda rodar sin desmontarse, pero con el avance del juego vemos que podemos desbloquearle distintas mejoras, ya sea en forma de armas, armadura o velocidad, entre otras, de forma que no solamente se convertirá en una máquina perfecta de supervivencia, sino que esto se verá reflejado en su aspecto, algo que añade motivación extra para mejorarlo a base de la chatarra que encontremos por ahí (es el nombre del recurso, no hay diferentes tipos de éste, una lástima). A parte de él, también hay vehículos por parte de los enemigos, que podemos conducir, aunque haya la opción de guardarlos en un garaje o inventario para su uso posterior, algo que habría sido realmente interesante. En la parte jugable, los coches responden bastante bien tanto a la hora de atacar ya sea con ellos o con la escopeta como en la conducción en sí, aunque se hecha en falta en esta última poder realizar derrapes a base de freno.
En la parte técnica, el juego luce realmente bien en el apartado visual, donde no solamente nos deja unos personajes y paisajes detallados, sino unas tormentas de arena realmente logradas y unas explosiones calcadas a las de las películas, al que acompañan una música que queda como anillo al dedo y unos efectos sonoros correctos.