Volvemos a las tierras nórdicas que nos ofrecieron hace ya más de dos años los de la desarrolladora indie Stoic para escribir el análisis de The Banner Saga 2, teniendo presente en nuestros pensamientos el buen hacer de los que fueran miembros de Bioware a la hora de contar una historia de fantasía medieval sin caer en tópicos. La pregunta que conviene hacerse es: ¿cumple con las expectativas creadas por la anterior entrega a la hora de continuar la aventura, paliar sus defectos y mejorar la experiencia jugable? Vamos a comprobarlo.
En primer lugar hay que aclarar que este juego, aunque continúa exactamente donde terminó la primera obra de esta trilogía, no está destinado exclusivamente a los que completaron el original, pretendiendo ser en la medida de lo posible independiente y para ello cuenta con un vídeo que resume los acontecimientos acaecidos anteriormente a los primeros compases de la historia. Es, en definitiva, recomendable empezar la saga desde el principio pero no estrictamente necesario para probarlo.
Aclarado ya el tema de la continuidad, toca hablar del juego en sí. The Banner Saga 2 es un juego que mezcla varios conceptos: el combate por turnos con un fuerte componente estratégico, el argumento con diálogos que permiten elegir distintas respuestas y el utilizar bien los recursos para asegurar la supervivencia de tu gente.
El combate por turnos es bastante clásico: el campo de batalla se torna en un tablero dividido en distintas casillas que serán ocupadas por los distintos personajes aliados y enemigos. Aprovechando la conveniente perspectiva isométrica debes decidir dónde colocar a los miembros de tu unidad (para lo cual es muy importante tener en cuenta la función de cada uno y la posición del enemigo) y una vez hecho esto empieza la lucha. Cuando tomas control de un personaje, debes decidir dónde moverlo y una vez allí, qué acción realizar entre tres opciones: atacar, usar una de sus habilidades especiales o no hacer nada y recargar el poder especial de nuestro héroe. Además, a la hora de atacar hay que tener en cuenta que todos los personajes tienen dos barras de vida: la armadura y la propia salud. Por ello en ese momento hay que elegir si dañar su armadura para que los próximos golpes que reciba sean más efectivos o ir directamente a rebajarle la salud.
Los héroes que controlas requieren adquirir prestigio a la hora de subir nivel y para obtenerlo deben acabar con sus enemigos en el campo de batalla… o en el local de entrenamiento, donde podrán adquirir experiencia a través de diversos retos sin necesidad de jugarse el pescuezo. Sin embargo, una vez alcancen la experiencia suficiente no suben automáticamente de nivel, sino que para ello debes “pagar” con el renombre obtenido, por lo que es importante decidir en qué momento y a quién subir de nivel.
Todo ello forma un conjunto que, a pesar de poder reducirse la dificultad en todo momento, resulta realmente complicado a la hora de asegurar la supervivencia de todo tu equipo. Porque sí, en este juego al igual que en otros de similar índole, como Fire Emblem, la muerte de un personaje lo deja permanentemente fuera de la partida, por lo que muchos de los que quieran pasárselo en la dificultad más elevada acabarán cargando la partida una y otra vez hasta acabar desquiciados la batalla con todos tus guerreros en pie.
En cuanto a lo narrativo este es sin duda el eje central de la obra, de ahí la necesidad –como mínimo- de ver el vídeo que resume la primera parte. The Banner Saga 2 parte exactamente donde termina el original, por lo que se ofrece la oportunidad a los que lo poseyeran de importar la partida. Al principio escogemos entre dos personajes, Rook o Alette y una vez realizada la elección empieza la historia.
Una campaña que resulta el aspecto más destacado de este videojuego y que aporta bastantes horas de una aventura muy entretenida e interesante, a veces más intensa, a veces más lenta, pero que en cualquier caso sabe atraparte con unas conversaciones que marcan el apego a los distintos personajes y en algunos casos su destino, con un gran argumento que hace detenerse en muchas ocasiones a la hora de tomar una decisión, pues esta puede acabar con la desagradable sorpresa de ver como muere uno de los tuyos. Es de agradecer en estos tiempos una obra así, que no ofrezca un argumento que sea una simple excusa para enlazar un combate tras otro sino que posea interés por sí misma.
El otro gran aspecto a destacar salta a la vista con las imágenes expuestas: el aspecto artístico del juego es una maravilla, digno de los mejores estudios de animación. El diseño dibujado a mano de todos los escenarios y personajes se nota y se agradece, sobre todo en los paisajes que vislumbramos en nuestra particular odisea, que son pura poesía visual. Todo ello acompañado con una poderosa banda sonora con mucha personalidad que traza las melodías de los colores que vemos en pantalla.
Nos hacíamos una pregunta al principio del análisis: ¿Cumple con las expectativas? Ahora que están todos los puntos desarrollados podemos afirmar que sí, es un videojuego notable principalmente por su argumento y su apartado artístico, acompañados por un buen sistema de combate. Sus únicos puntos débiles son que, como suele pasar con este tipo de títulos, no está hecho para todos los paladares y su -a veces- excesivamente pausada forma de ser puede ser un escollo para jugadores más directos. No son ni mucho menos tan importantes como sus puntos fuertes pero siempre es necesario mencionarlos. Por nuestra parte estaremos esperando con atención el lanzamiento de una posible tercera parte de esta saga.
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