Blue Rider me ha supuesto un buen quebradero de cabeza para redactar este análisis de su versión para PC. Porque este shoot ‘em up tridimensional desarrollado por Ravegan es muy entretenido y vistoso, pero a mí, un jugador más bien normalillo, me ha resultado imposible llegar hasta el final del juego. Ojalá mi tiempo fuera infinito y le pudiera dedicar todas las horas necesarias para poder dominarlo y conseguir todos sus logros y demás. Pero bueno, creo que con lo que he visto os podré transmitir lo suficiente para que le deis una oportunidad al este juego.
Blue Rider me recuerda a…
No sé por qué, pero esta navecita azul que no para de dispararle a pequeños robots me trae recuerdos (muy buenos) a la cabeza. Quizás os suene un tal Megaman. Está claro que el juego no tiene nada que ver, aquí controlamos una nave y la vista es cenital, pero bueno, echadle un vistazo a las imágenes y ya me diréis. Lo que no me podréis negar es que aunque sean nuestros enemigos, todos esos “robocitos” son la mar de majos, casi da pena hacerlos explotar en mil pedazos, ¿no?
Y la verdad es que recorriendo los diferentes escenarios que componen el juego, tampoco te sería extraño ver pasar corriendo o saltando un erizo azul con zapatillas rojas. Aunque Blue Rider es frenético a su manera, ya que la velocidad no es la mejor estrategia para avanzar entre tantas balas. Porque sí, los malos no parecerán malos, pero disparan sin parar estos pequeños “cabroncetes” y puede ser bastante complicado salir airoso de más de una encerrona.
Y a medida que van pasando las pantalla, los enemigos son cada vez más insistentes y grandes, pero también lo es nuestro arma si hemos ido encontrando los habituales power-ups que están repartidos por todo el mapa. Además podemos elegir entre dos tipos de disparos, el rojo (yo diría naranja) que va tomando forma de abanico o el azul, mas concentrado en la parte frontal de nuestra nave. Uno y otro nos obligan a afrontar de manera diferente el ataque, así que es divertido probar de una y otra manera.
Cada nivel va variando con respecto al anterior para darle una sensación muy buena de continuidad a Blue Rider y los enemigos que aparecen están relacionados con el entorno, algo que parece muy lógico, pero que no siempre ocurre y demuestra lo que es un juego cuidado y bien pensado. Lo que pasa que esta dedicación a los detalles suele repercutir en algo. En este caso, que el juego no tiene un gran número de pantallas, se queda en diez, aunque como ya os he dicho, yo soy medio manco y sólo he podido ver ocho.
Algo que me pareció muy destacable desde casi el principio es el diseño de los jefes finales de cada pantalla, bastante más grandes que los enemigos normales y auténticos problemas a la hora de avanzar. Hacen falta buenas manos, una buena estrategia y algo de suerte para esquivar el impresionante número de balas que se dirigen a nosotros en estos combates finales. Lo peor de Blue Rider quizás es tener que empezar de nuevo cada vez que alguna de estas bestias mecánicas nos mata.
Esa afirmación parece que la usemos como hacen los entrenadores de fútbol con lo de no hay rival pequeño, para escusar nuestra poca habilidad, pero se cumple más a menudo de lo que os pensáis. Porque a ver, Blue Rider no tiene unas mecánicas muy complicadas, sólo te pide que te muevas por el mapa y dispares a todo lo que se te acerca, ni combos ni un mapeo de 50 teclas para controlar todo lo que puedes hacer, WASD y botón izquierdo para disparar, ratón para girar y botón derecho para el arma secundaria.
Nada extraordinario en este sentido, pero controlar todo lo que pasa en pantalla y mantener la nave intacta a medida que van pasando los minutos es cuestión de mucha práctica y bastante dedicación. Eso significa que si te gustan los shoot ‘em up, además de estar más que acostumbrado a estos retos, puedes encontrar un buen título al que dedicarle unas horas y aumentar poco a poco tus puntuaciones. Yo, por mi parte, se lo recomiendo a todos los que tengan ganas de enfrentarse a un reto colorido y simpático.
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