Tras una obligatoria pausa en el boom de los juegos musicales, Harmonix vuelve a los escenarios con Rock Band 4, secuela de su archiconocida saga musical que nos invita a formar con nuestros amigos un grupo de rock. Sin llegar a aprovechar mucho las posibilidades de la nueva generación, esta nueva entrega introduce nuevas posibilidades jugables y una revisión de los instrumentos de siempre (dejando a un lado los teclados) que ahora tienen una calidad excelente (trabajo a cargo de Mad Catz). ¿Volverá el género a adquirir la popularidad de la que gozó en la pasada generación? Seguid leyendo culpables míos.
El Rey ha vuelto
Juegos musicales hemos tenido a lo largo de casi todas las generaciones videojueguiles, no es ninguna novedad este tipo de género. Sin embargo, fue en 2005 con el lanzamiento de Guitar Hero cuando el concepto empezó a evolucionar (aunque no era ninguna novedad, Konami se le adelantó varios años atrás con Guitar Freaks), calando tanto en jugadores veteranos como casuales y llevando el género a lo más alto. El juego nos proponía emular a nuestros guitarristas favoritos tocando canciones de sobra conocidas con la ayuda de nuestro pintoresco periférico en forma de guitarra. Coincidiendo con el boom de los juegos de karaoke, el género evolucionó aún más, naciendo Guitar Hero World Tour y su competidor directo, Rock Band. Ahora ya no solo contábamos con una guitarra, sino que teníamos la posibilidad de añadir un bajo, un batería y un cantante, formando con nuestros amigos (u online) un grupo de rock con todas las de la ley. La fórmula no dejó de estirarse hasta 2010, cuando el mercado se vió completamente saturado de secuelas de estas dos sagas, por lo que Neversoft y Harmonix abandonaron el desarrollo de nuevas entregas.
Ahora, en 2015, tras un largo y merecido descanso del género, tanto Guitar Hero como Rock Band han vuelto a la palestra con nuevas entregas, siendo Rock Band 4 la que ocupa este análisis. Yo fui uno de los afortunados poseedores del primer Rock Band lanzado para Xbox 360, con su pack completo de instrumentos. No sabría deciros muy bien que fue lo que me llevó a adquirir el set completo, supongo que curiosidad, aunque os aseguro que poco después descubrí que fue una de las compras más rentables de mi vida lúdica. Reuní a un grupo de amigos con mis mismas inquietudes sobre el género, y esa tarde se convirtió en lo que fueron varios años de juego (y averías de los instrumentos) a través de sus 3 entregas, ahí es nada. Nos os voy a negar que aunque me considero un hard gamer y sobre todo un jugador chapado a la antigua, Rock Band supuso para mí una de las mejores experiencias videojueguísticas que he tenido en mi vida, y que he echado de menos durante todos estos años.
Solo coger la caja de Rock Band 4 ya me transmitió unas sensaciones indescriptibles. Desembalando y montando los instrumentos, me doy cuenta del gran salto de calidad que han adquirido (ese pedal metálico de la batería…), solo con tocarlos os dará la impresión de que estáis ante un producto Premium (menos el micrófono (cosa que no entiendo), todos son inalámbricos). Aunque los nuevos instrumentos son una gozada, la pela es la pela, y si sois poseedores de una de algún instrumento de anteriores entregas, tengo una buena noticia para vosotros: serán totalmente compatibles con Rock Band 4, en plataformas PlayStation de forma directa y en Xbox a través de un adaptador que se vende por separado.Una vez metidos en faena con el juego, nos damos cuenta de que poco ha cambiado en su interfaz: todo huele a Rock Band como si no hubieran pasado los años, incluso su apartado técnico no aprovecha en absoluto la nueva generación de consolas y luce muy muy parecido a lo visto en la tercera entrega, manteniéndose completamente conservador en este aspecto. De todas formas, no estamos hablando precisamente del aspecto más importante en un juego como Rock Band 4, donde lo importante (como buen juego musical que es) es el sonido, y os aseguro que si tenéis un buen equipo de altavoces o unos buenos cascos lo váis a flipar en colores.
El juego dispone de un track list de ensueño, ya que tenemos que recordar que Rock Band 4 es compatible con todas las canciones que tengamos compradas de anteriores entregas (en PSN para PlayStation 4 y en el Bazar para Xbox One, nada de cross buy en diferentes plataformas, excluyendo las de los Beatles que no podrán ser disfrutadas en esta ocasión) haciendo un total de más de 1500 canciones a nuestra disposición para viciar solos o en compañía de algún amigo.
Donde Rock Band 4 encuentra más novedades es en su jugabilidad y modos de juego. Harmonix ha querido dar más importancia a la improvisación añadiendo un momento de “solo” en las canciones que una vez que lo dominéis vais a creer que estáis de verdad en un escenario con vuestro público. En este modo, los trastes cambian de colores y se transforman en un nuevo código monocolor que nos ayuda a distinguir entre agudos y graves, algo que tendremos que practicar un poco para aprovechar al 100%. No solo la guitarra cuenta con esto, todos los instrumentos de Rock Band tienen su hueco para “desmarcarse” de las notas y desmelenarse unos segundos. Tal es la diversión que aporta este pequeño momento de desfase que estaremos toda la canción esperando que el juego nos avise un poco antes de la llegada de estas notas para lucirnos cual rockero de pura cepa.
Para disfrutar con un solo jugador, el modo Ir de gira repite en esta entrega. Como ya vimos en las precuelas, podremos crear desde 0 a un grupo de rock e intentar hacernos un nombre, empezando a tocar en pequeños locales y saltando finalmente al estrellato. El modo Conciertos es mi favorito, y con el que mejor me lo he pasado en Rock Band 4, ya que es un soplo de aire fresco brutal a la franquicia. En él, junto con nuestro grupo (online o local) iniciaremos nuestro particular concierto con una canción a nuestra elección, pero el público será el que decida las siguientes, teniendo que decidir entre sus propuestas. No acaba aquí la interacción con el público, ya que se pueden animar incluso a cantar con nosotros estribillos de canciones, algo que te mete de lleno en la experiencia Rock Band.
Como ya os he comentado antes, a los 60 tracks que incluye el juego, tenemos que añadir los descargables de anteriores entregas, lo que nos da una disponibilidad de más de 1500 canciones. Pero como era de esperar, esto no va a quedar ahí y Harmonix ya ha asegurado que la lista de canciones irá aumentando progresivamente, desde los 0,79€ hasta los 1,49€.
En definitiva, pocas novedades (aunque de calidad) pero con el inconfundible estilo Rockband que tanto echábamos de menos. Esperemos que esto sea el inicio de una oleada de títulos que aporten aún más a este endiabladamente entretenido género y no acabemos de nuevo quemados por culpa de secuelas continuistas.