Bandai Namco y NIS America nos traen Grand Kingdom, un juego de Monochrome de rol táctico con un esquema diferente a lo típico tópico del género en nuestro territorio y con un sistema multijugador que va a hacer las delicias de los más competitivos.
Se puede decir que este título reúne muchas de las características de varios títulos de los TRPG que han triunfado por Occidente y, por suerte, es capaz de ensamblarlos de una manera magnífica y eficiente. En este análisis te contamos cómo y por qué.
Grand Kingdom es el típico juego que banaliza la guerra haciendo que parezca un juego de niños. Me explico. El título de Spike Chunsoft y Monochrome nos plantea un continente dividido en cinco regiones con sendos reinos/imperios en cada región. Sin embargo, cuando empezamos la partida solamente veremos cuatro de ellos. Y esto es porque el quinto de estos reinos cayó vete tú a saber por qué, y ahora todas las demás facciones quieren hacerse con el hueco de poder, saber y territorio que ha dejado tras este hecho.
Con esto presente, nosotros entraremos a formar parte de un grupo de Mercenarios que no tienen lealtad a ninguno de los cuatro reinos restantes sino que irán firmando contratos de duración determinada y que tendremos que cumplir hasta el final.
Dentro de nuestro gremio, seremos los líderes del pequeño clan que formemos dentro donde, por supuesto, todos seremos camaradas, amigos y casi hermanos.
Los gráficos, la música y el cómo se tratan todos los elementos de estas guerras entre reinos, nos da más la sensación de estar en medio de una batalla de canicas que de una guerra. Sin embargo, conforme vayams jugando y entremos dentro de esta dinámica de “happy flower”, la rivalidad empezará a surgir en nosotros y aunque no tengamos facciones os aseguro que os vais a posicionar, y mucho.
Uno de los elementos que incorpora este Grand Kingdom es el poder crear tu propio equipo como a ti te dé la real gana. No se trata de un TRPG como Fire Emblem donde las unidades aparecen y se te unen, o como Shin Megami Tensei (el táctico, vaya), donde los protagonistas son los que pelean. No. Esto es más bien una mezcla entre Final Fantasy Tactics y el propio estilo del juego donde tendremos que ir contratando guerreros de cualquier nacionalidad para hacer los distintos batallones dentro de nuestro equipo.
Podremos tener hasta 6 batallones y los podremos personalizar al cien por cien, empezando por los combatientes que lo compondrán (incluyendo su aspecto físico, ropajes, clases y voces), y terminando por las banderas que ondearemos, nombres o elementos más allá de los personajes que queramos.
Para ello, desde el momento que entramos en el “contrateitor” como yo mismo lo llamo, podremos decidir si es el momento para hacernos con alguno de los personajes que allí aparecen, o no.
Ojo con esto porque es muy importante. Cada personaje que nos dan a elegir (van cambiando cada batalla que hagamos) tendrá unas características. Para empezar, la clase, entre las que se encuentran las típicas de Paladín, Brujo, Ninja, Caballero Negro, Arquero y demás, y que tienen su función muy bien definida dentro del equipo.
Pero sus estadísticas también son muy importantes. Ojo porque hay muchas y cada personaje tiene una calificación de la F a la S que nos determina cómo de rápido sube esa característica con el nivel. Además, sus bonus y sus puntuaciones en peso y acción nos van a determinar si resisten los golpes fuertes (importante para las cargas) o si son más rápidos que fuertes. Te aseguro que tras unos cuantos intentos, le pillarás el tranquillo.
Además de esto, cada unidad también será de su padre y de su madre a la hora de aprender habilidades. A lo mejor, uno de tus arqueros aprende una habilidad a un nivel determinado, pero otro aprende otra. Sí, así de gracioso es Grand Kingdom. Pero no te preocupes. Podremos hacer que otros personajes aprendan estas habilidades si tenemos suficiente control de ellas con nuestra unidad (hay que “masterizar” esa habilidad), aunque perderemos el bonus por haberla dominado. También podremos mejorar los rangos (del F al S) de las estadísticas. Pero eso será mucho más adelante y… algo costoso.
Tras esto, podremos darle el aspecto que queremos al personaje, así como el nombre y los colores de su ropa en un curioso editor y, por último, darle los puntos de bonus que nos vengan dado por el que hayamos elegido. Una vez hecho esto, solo tendremos que asignarlo a un batallón.
La configuración de los batallones es importante porque ni todos los personajes curan (muy pocos lo harán), ni tendremos un número ilimitado de huecos para meter. De hecho solo podremos asignar 4 personas a cada batallón (como en World Trigger). Este número aumenta a 6 en el multijugador, pero luego lo comentaremos.
Además de distribuir a nuestros personajes en una formación determinada (delante los tanques, atrás los personajes que ataquen a distancia), podremos ir comprando una serie de elementos como trampas, barricadas, potenciadores, explosivos, o diversos elementos que van a ser muy necesarios a la hora de salir victoriosos de las batallas más complicadas. Un consejo, las piedras son ideales para los personajes a distancia, aumenta su rango.
El sistema de juego es similar, aunque no idéntico, en los modos historia y multijugador. Para empezar, el modo de un solo jugador se divide en la trama principal, donde seguiremos los pasos del imperio caído, y las misiones que nos vayan mandando los diferentes imperios y que servirán para mejorar nuestras tácticas y subir de nivel a los personajes.
Hay varios tipos de misiones. Acabar con determinado enemigo, explorar sin ser vistos, escoltar y proteger unidades, recolectar materiales… Esto hace que no siempre sea lo mismo, pese a que el sistema sí que se repita. Pero al tener objetivos diferentes, la forma de enfrentarse al terreno, también lo es.
Y es que Gran Kingdom ofrece estrategia por dos partes. La primera de ellas es el mapa general. Cada misión comenzará con un mapa al estilo ajedrez (o quizás más estilo Lara Croft GO y similares) con obstáculos, enemigos y cofres en él. Cada movimiento es un turno, y tendremos siempre un número máximo para poder alcanzar nuestro objetivo. Al principio no será difícil conseguirlo, pero conforme avancemos, y sobre todo con las historias añadidas, la cosa se complica mucho.
En este mapa tendremos que elegir cómo y cuándo movernos para esquivar o enfrentarnos a los enemigos que queramos. Ojo porque aunque un nivel sea, por ejemplo, recomendado para nivel 10, nos encontraremos con enemigos, señalados en el mapa, de niveles muy superiores. A estos será mejor evitarlos si no queremos perder la partida.
Una vez que entremos en contacto con algún elemento del mapa, pasamos a la segunda parte. Si es un obstáculo, podremos elegir cómo sortearlo si tenemos los recursos necesarios. Si es un cofre, si tenemos TP suficientes, podremos abrirlo. Si es un enemigo, empieza la batalla.
El combate es de lo más interesante que hay, cómo no y será por turnos puros y duros. Estaremos en un escenario en dos dimensiones pero con tres líneas de ataque (la mayoría de las veces) y entre las que nos tendremos que mover.
Nuestro turno se divide en movimiento (tenemos una barra para ello) y acciones (tenemos otra barra que depende directamente de la que quede de la anterior). Cuando consumamos ambas, si no lo hemos elegido antes, se acabó nuestro turno.
Cada clase tiene un sistema distinto, así que tendrás que manejarlas a todas pero ojo, porque el fuego amigo es muy potente aquí, y no será ni la primera ni la última que mato a mi propio aliado sin querer.
Casi cada cosa que hagamos repercute en batalla, desde la moral que tengamos hasta eliminar al líder del enemigo, lo que hará que sus barras de movimiento y de acción se recuperen más lentamente. Sin embargo no todo será atacar y atacar, ya que las trampas, obstáculos, potenciadores y defensas serán igual de importantes si queremos sobrevivir en el campo de batalla. Sobre todo teniendo en cuenta que entre combate y combate no nos recuperamos ni de vida, ni de moral, y que los objetos no son ilimitados, sino que nos los dan al principio de la misión y nos los quitan al final.
Ya os avanzo que jugar a Grand Kingdom no es fácil ya que no solamente es darle al botón, también requiere habilidad. Los personajes cuerpo a cuerpo cuando empiecen a atacar no pueden dejar de hacerlo y si nos equivocamos de botón acabará nuestro turno. Los ranged tienen un rango de acierto y tendremos que darle el botón en el momento preciso para no equivocarnos.
Os va costar adaptaros, os lo aseguro, pero merece la pena.
Y el gran aliciente de este juego, lo que puede hacer que te vicies tanto que no dejes de jugar: las guerras. El modo multijugador es en sí un juego entero y es el verdadero objetivo de Grand Kingdom. En cuestión de movimientos y sistema de combate es igual que el que os hemos explicado antes, pero la estrategia es radicalmente distinta.
Para empezar, tendremos que sellar una alianza con una de las cuatro grandes naciones para poder acceder a la guerra. Una vez establezcamos los términos de este contrato (somos mercenarios, recordadlo), podremos embarcaros en alguna misión de invasión o defensa en los territorios de nuestros contratistas.
Podremos acceder a las misiones de dos formas, bien mandando batallones que tengamos a la aventura, dándole órdenes estipuladas y con un equipo determinado, dejando que funcionen por sí mismas (yo nunca gano así… es muy triste mi vida), o bien podremos elegir un batallón y liarnos a pegar leches con ellos.
Cada guerra tiene una duración determinada en tiempo real, y dentro de esa duración hay varias batallas, que suelen durar entre 15 y 30 minutos (reales). En este tiempo, tendremos que afrontar el reto de conseguir que nuestro contratista gane más territorio que el oponente. ¿Cómo? Pues de tres formas distintas.
El mapa del combate se divide en zonas con asentamientos aliados y enemigos. Estos asentamientos, cuando son alcanzados por una unidad, pueden ser atacados (si son enemigos) o fortalecidos (si son aliados). Como no estaremos combatiendo solos, sino con más gente, cada X tiempo se refrescan los resultados de las batallas ganadas y perdidas, así como del número de batallones que pelean en un sitio determinado, y nos muestran si hemos fortalecido el asentamiento, hemos capturado el del oponente o, por desgracia, nos han capturado el nuestro.
En nuestro periplo nos enfrentaremos a batallones de otros jugadores reales, pero no a ellos, sino a la IA que manejará ese batallón. Y ojo, ganar no significa que conquistemos el territorio. Como os he dicho, esto depende del número de jugadores que peleen en ese momento. Por mucho que ganemos, si en esa guerra hay más combatientes enemigos que pelean en nuestro asentamiento, el balance final es negativo, por lo que lo perderemos.
Por eso es muy importante dar órdenes y sugerir ataques mientras tienen lugar el combate, ya que es la única forma de comunicarse con los demás aliados. Además, antes de empezar la batalla podremos elegir dónde colocar nuestras defensas y las tácticas a seguir.
Por suerte, aquí podremos disponer no de cuatro, sino de seis unidades para combatir. Las dos que quedan son soldados de nuestros aliados que podremos “contratar” por un ratito y, por supuesto, un precio que no siempre es módico. En este modo también entran en juego otros elementos, como las grandes bestias, las armas de asedio, los ataques en zona y fuegos cruzados y… bueno, un sinfín de elementos que le dan un toque que el modo historia no tiene.
Recomendable al máximo pero igual de jodido. Sobre todo si no eres del equipo de Landreth, porque siempre tiene como que al 40% de los mercenarios de su bando. Por contra, Magion, que es el que me mola, siempre es el que menos tiene y, por lo tanto, el que más palos recibe. Triste mi vida.
Todos los elementos de Grand Kingdom se ensamblan de una manera bastante interesante. Cada cosa que hagamos repercute en el juego, sobre todo en la reputación que tengamos tanto dentro del gremio como dentro del continente. Dependiendo de con quién hagamos contratos (y contra quién) o cómo hagamos las misiones, podremos acceder a las diferentes capitales.
Esto nos permitirá acceder a los elementos de cada reino en exclusiva, como objetos, recursos, materiales o incluso armas que no tendremos en nuestro campamento. También podremos ver las estadísticas, y los bardos cantarán canciones sobre los equipos y batallones más importantes en cada región. Yo aún soy el 157 de Magion. Muy triste todo, lo sé.
Por ello, es muy importante decidir qué vamos a hacer en cada momento, a quién ayudar y quién nos proporciona los recursos que más queremos. Como cualquier mercenario, vaya.
Y si a todo esto le unimos el apartado gráfico y sonoro, ya puedo decir que tenemos un juego redondo. Como digo, gráficamente el juego luce a las mil maravillas, con un aspecto cuidado y con muchos detalles. Vale que los personajes son “limitadillos” a la hora de crearlos, pero hay muchas más opciones, como nuestros lemas, colores, piezas para usar en el tablero y un largo etcétera.
Los escenarios están muy cuidados y varían según la zona en la que peleemos, dándonos también ciertas ventajas o desventajas. Los personajes principales y sus diseños son realmente interesantes y están muy cuidados.
Y la banda sonora acompaña en cada momento. Hay melodías que vamos a encontrar magníficas, aunque por desgracia la encuentro algo escasita para lo largo que es el juego. Su historia principal nos podrá llevar más de 50 horas (incluyo todos los DLC gratuitos), y al final las batallas podrían tener diferentes melodías.
Por suerte, podremos elegir entre las voces en inglés o japonés, lo que hará las delicias, como yo, de los más frikis. pero esto no se aplica al lenguaje escrito, que nos llega en un inglés asequible pero insuficiente para que un jugador medio siga el hilo de todo al cien por cien. Sobre todo en un juego tan complejo como este.
Por todo ello, no puedo decir otra cosa que nos ea que Grand Kingdom es un juego sobresaliente, con una apuesta muy fuerte por el multijugador yque será todo un reto a esos jugadores que estaban esperando un TRPG diferente y con carisma.
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